Esta semana leí en alguno de los blogs que sigo una situación sobre la que estuve pensando. Se planteaba una incómoda situación que se había dado como consecuencia de un mal entendido. El ejercicio de la comunicación incluye muchos componentes que lo convierten en un proceso complejo. Así que es frecuente leer expresiones como “mis palabras no fueron bien interpretadas”, “se tergiversaron mis palabras” o “hubo un mal entendido”. Y en este medio virtual muchas veces el problema se acentúa, dado que se simplifican enormemente los códigos y nos limitamos generalmente a la palabra escrita. Comentamos en espacios de personas anónimas, de las que apenas tenemos referencias, dejándonos llevar muchas veces por la intuición, desprovistos de todo referente colateral al mensaje, aislándolo del contexto, de la persona. La palabra nos lleva siempre hacia algo, nos provoca una reacción. Pero no siempre se apresa el sentido que intenta darle el autor, porque el lector tiene la libertad de la interpretación y es quien le atribuye significados desde su óptica personal. Y una simple palabra al uso se puede transformar, interpretándola, en un significado erróneo que produce irritación, aunque no medie ninguna mala intención. De esta forma no siempre se consigue que quien lee un mensaje interprete correctamente lo que se quiere decir, la dimensión exacta del significado. Por eso se producen los malos entendidos que llevan a malestares. Incluso a veces empleando las mismas palabras, cambian los significados entre el que emite y el que recibe el contenido de la comunicación. Sin duda, el espacio virtual nos acerca, rompe las barreras de la distancia, nos permite interactuar, construir relaciones, etc. y por eso hay que valorarlo tan positivamente. Pero al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes de sus limitaciones y riesgos. Seguro que comprenderíamos mejor muchas situaciones si pudiésemos fijarnos más que en las palabras, en las actitudes, en las emociones, en las reacciones. Les dejo un fragmento del libro “El principito” capítulo XXI, una fábula que me parece muy interesante para reflexionar sobre el tema.
.
Dijo el zorro: ¡Si quieres un amigo, domestícame!
¿Qué debo hacer? Preguntó el principito.
Debes tener mucha paciencia, respondió el zorro. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca…
.
http://www.youtube.com/watch?v=CTdFBpMGFe0
Dijo el zorro: ¡Si quieres un amigo, domestícame!
¿Qué debo hacer? Preguntó el principito.
Debes tener mucha paciencia, respondió el zorro. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca…
.
http://www.youtube.com/watch?v=CTdFBpMGFe0